La gran final del Zonal Centro Enduro tiene a los pilotos ocupados, preparando sus máquinas, entrenando y algunos con la ansiedad de llegar al 12 y 13 de noviembre, con todas las ganas del mundo, para así cerrar el año de la mejor forma.
Son los hermanos Alicera quienes están encargados de realizar la ruta que en un 70% nueva, del lugar que alguna vez fue sede de la final de campeonatos nacionales de la especialidad, en el Fundo San Lucas, comuna de Papudo, Región de Valparaíso.
El trabajo liderado por Rony y Pablo Alicera, permitió diseñar llamativas huellas que permitirán a los pilotos atravesar zonas más densas y frondosas, como espacios abiertos y quebradas.
Para superar trialeras y otras dificultades, buscamos algunos consejos de los expertos, por lo que llegamos al Libro del Enduro, los cuales presentamos en forma de resumen y que puede conocer más en detalle en www.librodelenduro.es
Factor Psicológico
Lo primero y más importante es la actitud mental ante los obstáculos. Un endurero auténtico no se rinde nunca. Ninguna trialera puede quedar sin ser superada. Esta disposición psicológica nos hará superar grandes dificultades.
Habrá ocasiones en que por tiempo, algún golpe o algo, debamos optar por una variante, pero nunca debemos ser vencidos por ninguna trialera, en todo caso aplazarla para otra ocasión más propicia. Debemos encararla con osadía (conmigo no vas a poder), con el convencimiento de que quien domina somos nosotros y nuestra moto.
Si no lo conseguimos al primer intento, no abandonar. Hay que parar un instante y pensar en qué es lo que hemos hecho mal, para buscar soluciones o alternativas. Intentarlo una y otra vez: ninguna trialera es insuperable, es lo que siempre debemos tener en mente.
Hay que evitar siempre el miedo, lo único que hacer es bloquearnos y actuar precisamente como NO debemos. Hay que saber dar la vuelta a ese sentimiento y “tener miedo a hacerlo mal”. En la concentración está la clave.
La posición de conducción
Ni que decir tiene que la posición ideal para superar una trialera es de pie, de ese modo tenemos mayor movilidad y control sobre nuestra moto. Si llevamos buena inercia y nuestra estatura nos lo permite, podemos incluso remar sentados, pero debemos acostumbrarnos a emplearlo solo como último recurso, ya que se tiene menor controlo. Los que somos más bajos no debemos pensar en esta opción, aunque podemos elegir dónde poner un pie para apoyarnos, sin perder nunca inercia.
La vista
Debe trabajar siempre bastantes metros por delante. Visualizando los obstáculos para elegir la trazada que más nos convenza. Cuando lleguemos a ellos, ya debemos tener los deberes hechos, es decir, ya estaremos haciendo lo que hemos pensado con anterioridad.
El tacto
No solo con el acelerador, que debe ser administrado con suavidad, tanto si vamos a fondo como a punta de gas. Nunca pegar acelerones bruscos, harán patinar la rueda de un modo violento con pésimos resultados. Este no es un deporte de brutos.
Por otra parte hay que saber “sentir la rueda”, saber lo que está haciendo y lo que va a hace dependiendo de nuestras decisiones. Buscar siempre los puntos de mayor adherencia para acelerar, pasando con inercia por aquéllos más resbaladizos.
Cuando realicemos cambios de dirección en una trialera, debemos saber que nuestra rueda posterior siempre hace una trazada más cerrada que la delantera. Esto es muy importante cuanto tenemos obstáculos. El tren delantero puede haber evitado un obstáculo, pero la parte trasera de la moto se lo puede encontrar de lleno, con el consiguiente efecto, bien un bote, pérdida de tracción inoportuno.
Elegir la marcha adecuada
En un principio, cuanto más baja sea la marcha que pongamos, más potencia tendremos, sin embargo eso puede NO ser la mejor opción. Debemos optar pues por la marcha más larga que nuestra moto pueda soportar sin perder inercia, ni por supuesto calarse. Será siempre la que nos proporcionará la máxima tracción y control sobre nuestra moto.
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